Diario de una cebra

Enseña tus rayas

Relatos de una cebra en el siglo XXI. Experiencias compartidas de percibir la realidad en alta definición

Anatomía del Caos: Sobreexcitabilidades, Desintegración Positiva y por qué tu cerebro no se calla

Imagina que tu cabeza es una empresa. Pero no una corporación eficiente y aburrida, sino una startup al borde del colapso nervioso donde todos los departamentos gritan a la vez. Tienes lógica para resolver problemas, intuición anticipatoria y una creatividad que no pide permiso, sino que exige atención. Al principio suena bien, ¿verdad? Tener «muchos recursos». El problema es que cuando la parte racional exige análisis y la creativa exige novedad, lo que se monta no es una sinfonía, es una guerra civil.

Si has llegado a bloquearte ante decisiones simples porque ves demasiadas variables, o si sientes que tu mente trabaja activamente en tu contra, bienvenido. No estás roto. Simplemente, tienes un hardware de alto voltaje corriendo un software que la mayoría no necesita.

El Mito de la «Intensidad»: Las Sobreexcitabilidades de Dąbrowski

En psicología pop se habla mucho de «ser intenso», pero vamos a ponernos técnicos. Lo que experimentas no es un defecto de carácter, es una respuesta fisiológica más intensa que la media a los estímulos. Kazimierz Dąbrowski, psicólogo polaco (y santo patrón de los que pensamos demasiado), identificó cinco canales de entrada que, en las mentes AACC, no tienen filtro:

1. El Departamento de I+D (Sobreexcitabilidad Intelectual)

Tu cerebro no descansa; hace horas extra. No es solo «ser listo», es una necesidad compulsiva de entender, cuestionar y analizar hasta la extenuación. Es esa curiosidad al rojo vivo que te convierte en un detective de problemas que a nadie más le importan.

2. El Estudio de Cine (Sobreexcitabilidad Imaginativa)

Mezclas realidad y ficción, usas metáforas complejas y tienes una tolerancia nula al aburrimiento. Tu mente es un generador constante de escenarios hipotéticos («¿Y si…?») que, mal gestionados, se convierten en ansiedad catastrófica.

3. La Montaña Rusa (Sobreexcitabilidad Emocional)

Esta es la que más duele. Sientes con una latencia cero y una magnitud absurda. Oscilas entre la euforia y la miseria existencial en cuestión de horas. Tienes un «auto-juez sin licencia» viviendo en tu córtex prefrontal.

4. El Radar (Sobreexcitabilidad Sensorial)

No eres «tiquismiquis». Es que procesas la vida en Ultra HD. Una luz fuerte, una etiqueta que pica o un ruido repetitivo no son molestias; son agresiones directas a tu sistema nervioso.

5. El Reactor Nuclear (Sobreexcitabilidad Psicomotora)

Hablas rápido, te mueves, necesitas acción. Esa «inquietud» no es TDAH (necesariamente), es el excedente de energía de un cerebro que va a más revoluciones de las que el cuerpo permite.

La Desintegración Positiva: Romperse para crecer

Aquí viene la parte cínica pero esperanzadora. La sociedad te vende el bienestar como un estado de calma perpetua. Dąbrowski se ríe de eso. Para él, el conflicto interno no es un error, es el sistema operativo actualizándose.

Dąbrowski plantea que para evolucionar de un «Nivel 1» (egocéntrico, integración primaria, vivir en piloto automático) a niveles superiores de autonomía y autenticidad, tienes que desintegrarte.

  • La Crisis (Nivel 2 y 3): Empiezas a cuestionarte quién eres. Sientes la brecha entre «lo que es» y «lo que debería ser». Duele. Es la crisis existencial donde lloras en el baño preguntándote por qué no puedes ser «normal».

  • La Reconstrucción (Nivel 4): Empiezas a dirigir ese caos. Transformas el dolor en autoconciencia.

  • La Meta (Nivel 5): La paz interior, pero no la de la ignorancia, sino la de la sabiduría post-batalla.

La Dimensión Social: Ser una Cebra en un mundo de Caballos

El problema de tener este «cerebro multitaller con alta capacidad» es que el mundo externo opera en mono-canal. Cuando intentas explicar tus conexiones arborescentes, te llaman «disperso». Cuando muestras tu intensidad, te llaman «dramático».

Falk y Miller (2009) señalaron que combinar estas sobreexcitabilidades es como un «truco» de videojuego, pero socialmente, si no encuentras tu tribu, acabas usando un disfraz (masking) para sobrevivir. Y el disfraz pesa. Aceptar tus sobreexcitabilidades implica aceptar que siempre serás el «rarito», pero también te da el poder de elegir quién merece estar en tu entorno.

Ingeniería Mental: ¿Cómo no explotar?

No puedes apagar el cerebro (a menos que quieras un ictus, cosa que no recomiendo, experiencia propia ). Pero puedes gestionarlo:

  1. Metacognición Radical: Activa al narrador. Obsérvate pensando. «¿Estoy analizando esto con lógica o es mi sobreexcitabilidad emocional secuestrando el volante?».

  2. Canalización, no supresión: Si tienes exceso de energía intelectual, no intentes meditar en blanco; resuelve un problema complejo. Si es emocional, crea algo. Transforma la energía cinética en acción.

  3. Valida el Caos: Entiende que tu mente no es lineal. Es una orquesta. A veces desafina, pero cuando suena bien, es insuperable.

¿Te sientes en plena desintegración o ya estás reconstruyendo las piezas?

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