Fecha: Martes, 03:14 AM. Ubicación: La cocina (otra vez). Estado: Mirando una mancha de humedad que parece el mapa de la Tierra Media.
Querido Diario:
Hoy he intentado ser una «persona normal». Ya sabes, de esas que hacen listas de la compra, compran lo que hay en la lista, y vuelven a casa sin haber cuestionado la estructura socioeconómica del supermercado o la ética de la importación de aguacates. Mi misión era simple: comprar una planta para el salón. Un Ficcus.
El resultado ha sido, previsiblemente, un desastre.
No he vuelto con un Ficcus. He vuelto con tres libros sobre botánica, un esquema mental sobre los sistemas de riego por capilaridad y, lo peor de todo, una angustia existencial de caballo. ¿Por qué? Porque mientras la gente normal veía «una planta bonita», mi cerebro decidió escanear el vivero entero: la textura de las hojas, la luz mal distribuida, el sistema de ventilación ineficiente, la tristeza del empleado que regaba las petunias…
Y aquí viene la lectura en frío que me hago a mí mismo: A veces siento que mi cabeza es una antena parabólica mal calibrada que capta demasiadas señales. No es que sea más inteligente, es que no tengo filtro. Donde otros ven un bosque, yo veo la fotosíntesis, la erosión del suelo y la ardilla con alopecia de la tercera rama. Y cansa. Joder, cómo cansa.
Por qué tu cerebro no tiene Portero
Investigando esta noche (porque dormir es para cobardes), me he topado con un concepto que explica por qué hoy no pude simplemente «comprar la planta». Se llama Inhibición Latente Disminuida.
Según un estudio de Carson, Peterson y Higgins (Harvard, 2003), la mayoría de los cerebros tienen un «portero de discoteca» mental muy eficiente. Este portero mira la información entrante (el ruido del tráfico, el color de la pared, el olor a café) y dice: «Esto es irrelevante, tú no pasas». Así, la persona puede concentrarse en lo importante.
Pero en cerebros como el mío (y sospecho que el tuyo, si estás leyendo esto de reojo), el portero se ha ido a fumar. Deja pasar a todo el mundo. La música, el ruido, los datos inútiles, las conexiones absurdas. Todo entra.

«Tu incapacidad para ignorar lo irrelevante no es un defecto de atención; es un exceso de admisión.»
El sistema educativo y laboral está diseñado para cerebros con portero. Nos piden «foco», «concreción», «ir al grano». Y nosotros estamos ahí, intentando procesar la totalidad del universo en una hoja de Excel. Nos hacen sentir rotos porque funcionamos en panorámico cuando el mundo pide modo retrato.
Arquitectura de Termitas
Aquí es donde entra la historia que me ha salvado hoy de la espiral de autodesprecio.
Resulta que en Harare, Zimbabue, hay un edificio llamado Eastgate Centre. En los 90, al arquitecto Mick Pearce le pidieron lo imposible: hacer un centro comercial sin aire acondicionado en un lugar donde el calor derrite el asfalto.
¿Qué hubiera hecho un arquitecto «normal» (con alta inhibición latente)? Hubiera dicho: «Imposible. Necesitamos máquinas de frío». Hubiera seguido el manual.
Pearce, en cambio, miró a las termitas. Sí, termitas. Esos bichos ciegos construyen montículos que mantienen la temperatura interior constante a pesar de que fuera haga 40 grados de día y 3 de noche. Tienen un sistema de túneles que «respira». Pearce copió el caos de los túneles de las termitas. El edificio consume un 90% menos de energía que sus vecinos.
La lección: Lo que para la arquitectura clásica era «caos» y «suciedad» (un nido de bichos), para Pearce fue la solución. Tu pensamiento arborescente, ese que te lleva de la lista de la compra a la termodinámica en tres segundos, no es desorden. Es un sistema de ventilación. Tu caos es lo que te mantiene fresco cuando el mundo se calienta.

El «Diario de Sombras»
El problema no es tener muchas ideas (eso es el don). El problema es querer ejecutarlas todas a la vez (esa es la maldición). Hoy he decidido aplicar una técnica para que el portero de mi discoteca vuelva al trabajo, aunque sea a tiempo parcial:
La Regla del Faro y la Sombra: Cuando sientas que la marea de información te ahoga (como a mí en el vivero):
- Elige UNA idea Faro: Comprar el puto Ficcus. (Esa es la única que recibe luz hoy).
- Todo lo demás al Diario de Sombras: En lugar de perseguir cada pensamiento intrusivo («¿debería diseñar un sistema de riego automático?»), lo anoto en una nota del móvil llamada «Sombras».
- Nota: Investigar termitas.
- Nota: Por qué el empleado estaba triste.
- Nota: Algoritmo para clasificar lágrimas por pH.
Al escribirlas, le dices a tu cerebro: «Te he escuchado, pero ahora no». Es una forma amable de cerrar la puerta sin dar un portazo.
Porque la realidad, querido diario, es esta: Nos vamos a morir. Y probablemente nos muramos con la mitad de nuestros proyectos a medias y la otra mitad solo en nuestra cabeza. El mundo está lleno de jardines franceses, perfectamente recortados, simétricos y aburridos. Son fáciles de entender. Son seguros. Pero a ni me ha tocado ser una selva
Sí, las selvas dan miedo. Tienen bichos, y lianas, y zonas oscuras. Pero es en la selva donde se descubren las medicinas que curan enfermedades incurables. No intentes podar tu mente para que parezca un seto de urbanización. Mick Pearce no mató a las termitas; las estudió.
Mañana volveré a por el Ficcus. O quizás diseñe un edificio. Quién sabe. Buenas noches, cebra.
📚 REFERENCIAS Y RECURSOS
- Estudio sobre el «Filtro Roto» (Inhibición Latente): Carson, S. H., Peterson, J. B., & Higgins, D. M. (2003). Decreased latent inhibition is associated with increased creative achievement in high functioning individuals. Journal of Personality and Social Psychology. Enlace al Abstract
- Biomimética y Arquitectura: Pearce, M. (s.f.). Eastgate Centre, Harare. (Web oficial del arquitecto explicando el sistema de termitas). Enlace a Mick Pearce Architect





