La sobreexcitabilidad emocional: Vivir en una montaña rusa con corazón
¿Tus emociones son tan intensas que hasta las telenovelas te parecen aburridas?
Si lloras con un meme, te enamoras de una planta o tu mente parece un debate entre Shakespeare y un tornado… esto no es un problema. Es tu ventaja secreta.
Imagina vivir en una montaña rusa emocional 24/7. Un día estás en la cima del mundo, al siguiente, luchas por no ahogarte en un vaso de agua. Esto se llama sobreexcitabilidad emocional, un término de Dabrowski que describe cerebros que sienten TODO, hasta el último pixel.
No es locura: es como tener un corazón con WiFi a todas las frecuencias del universo. Y aunque a veces duele… ¿sabes qué? Es la materia prima de los genios, los artistas y los que cambian el mundo.
¿Y cómo lograr no quemarte con tanta intensidad? Primero, entiende que tu cerebro no está roto. Es como un Ferrari emocional: potente, pero difícil de conducir con mucho tráfico.
Esa timidez que se transforma en euforia en segundos, o esa lealtad extrema hacia tu perro (que, admitámoslo, es más interesante que el 90% de tus contactos), no son errores.
Son evidencias de que procesas el mundo en 8K, mientras otros ven en blanco y negro. Y no hay nada malo en ambas formas de ver el mundo. Cada uno lo ve a su manera. Y ninguno puede evitar verlo así.
La clave llega cuando aceptas que la ansiedad, los pensamientos oscuros o ese miedo a «pasarte de intenso» no son enemigos. Son como alertas de tu nave: «¡Oye, hay energía aquí que puedes transformar!».
Frida Kahlo pintaba su dolor, Einstein cuestionaba hasta sus propias teorías. Tú puedes convertir ese caos en arte, en conexiones profundas, o incluso en memes que hagan reír a otros como tú.
Resumiendo: Tu sensibilidad no es una maldición. Es un motor de alta gama. Claro, habrá días de «modo avestruz», pero hasta los cactus florecen en el desierto. ¿La meta? Dejar de nadar contra la corriente y surfear con estilo.
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